LOS TRENES SE VAN AL PURGATORIO


 

Los Trenes se van al Purgatorio del laureado escritor Hernán Rivera Letelier. El espectáculo escénico, de mismo nombre, cuenta con el arreglo dramatúrgico y la dirección de Alberto Olguín Durán, La novela puesta en espacio es siempre un placer infinito pues el juego que traza el espectador con los demonios nacidos en la dimensionalidad, se magnifican o se intensifican o simplemente cambian de rumbo o dejan de existir con las miradas, que un creador pone a disposición de lo tridimensional.

La obra de la compañía del Pedro de la Barra se enlaza con el texto de Rivera Letelier en puntos medulares como los propios personajes, los textos, las historias que cruzan la interminable tierra desértica y el amor eterno de Leoncio Santos. Sin embargo crea un universo completamente nuevo, a mi manera de ver, debido a que Olguín se apoya en recursos que apuntan a un expresionismo teatral y desde ahí proyecta su punto de vista con respecto a la novela. Esta característica me parece un acertado camino para dialogar sobre el deceso de entes que no se reconocen espectros y edificar un discurso devastador en torno a la muerte, las penas, las frustraciones, y la inalcanzable vida que nos mira ahora mismo en cualquier lugar del mundo. Critica a los trenes por Jazz Cortiña


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