Con los calzones abajo es cuando mas leo, no
siempre recuerdo como llego a ese mismo lugar, esa maldita letrina con olor a
coca quemándose en una pipa de cobre, ese inodoro que me mira y me dice: - bajate los calzones. No siempre obedezco, pero si un water
te habla entonces tienes que hacerle caso.
Me
recline, como siempre lo hago en los baños de mala muerte que se encuentran en
los antros que frecuentamos con las bestias, baje la cabeza, me vi las patas
rodeada de ese liquido rancio que bordea todas las tazas de todos los baños de
todos los bares, entonces subí la mirada y ahí estaba escrito, brillaba como si
fuera la travestí mas linda de toda la fiesta, como si fuera el maricón con mas
brillo, el metalero con mas chasca, la punky con mas tachas.
Se
notaba que no estaba escrito con cualquier tinta, esas letras jeroglíficas
brillaban con el poder que solo los fluidos y las heces podrían dar, y rezaban
algo así:
“
El mayor acto de anarquía es abandonar la vida voluntariosamente, no por penas,
no por fracasos de amores románticos, tampoco por angustia.
Entregarse
a la muerte tranquila, sin esperar que la deidad o el destino decidan por mi.
Me
quito la vida porque es mía y porque ya no la quiero.
Me
quito la vida por la anarquía, porque así lo deseo, porque me hace feliz
decidir cuando y como morir”.
Pasaron
algunos años, me subí y baje los calzones muchas veces (no solo en ese baño), y
ahora que me siento tranquila, vacía y aburrida, abrazo la anarquía
radicalmente, me inclino como de costumbre, me inyecto como de costumbre , pero
me entrego como nunca y parto libre y feliz en busca de mas lectura en otras
letrinas.
María Basura
Comentarios
Publicar un comentario